...Los pasos se acercaban inexorables. Avanzaban por el lóbrego pasillo hasta alcanzar la estancia donde se debatían entre el miedo y el pavor que aquel hombre las infringía. La puerta de goznes oxidados se abrió, y un alarido se quebró en sus gargantas !por favor! déjanos ir... La salida, precipitó que el hombre muriera atravesado por un tridente que oculto, permanecía presto a ser utilizado. !muere bastardo! dijeron cerrando el portón.....y, sin mirar atrás huyeron hacia el umbrío bosque. Marianarija Mar.016 d. reserv.
No hay comentarios:
Publicar un comentario